Tal vez debido a los avances tecnológicos, a la facilidad de la comunicación global a través de la red, a la creciente población y a factores socio económicos presentes en los países latinoamericanos, la piratería es aún un tema complejo que ha venido en aumento, y que indudablemente afecta distintos tipos de autores, artistas, escritores, productores, entre otros y, en últimas, la economía de un país al reducir la recepción de impuestos, la generación de empleos y otros beneficios.
Ejemplo de lo anterior, es el hecho que con relación a la piratería de software, tenemos que en América Latina y a nivel mundial, el porcentaje de productos de piratería lamentablemente sigue aumentando, ya que hubo un crecimiento del 3% en relación con años anteriores en los cuales la tasa de piratería se ubicó en el 35%.
Por otra parte, los países con el mayor grado de piratería en el 2007 fueron Venezuela (87%), Paraguay (82%) y Nicaragua (80%), siendo los de menor porcentaje Colombia (58%), Brasil (59%) y Costa Rica (61%).
Ahora bien, teniendo en cuenta el hecho que la piratería, tal como se expuso anteriormente, ha venido en aumento, los países latinoamericanos han tenido que unir sus esfuerzos (aunque no sólo limitados a la unión con otros países latinoamericanos) para reforzar la lucha que se ha venido teniendo en contra de este tipo de delito.
Una de las grandes manifestaciones de lo anterior es el hecho que los asuntos relacionados con la piratería han sido objeto de negociación en distintos tratados internacionales de comercio, tales como el Tratado de la OMC, específicamente en el Acuerdo sobre los Aspectos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio, en donde se determinan las medidas de vigilancia de los derechos relacionados con la propiedad intelectual.
Adicionalmente, otro gran ejemplo al respecto es que la piratería es actualmente un punto de gran importancia en el Tratado de Libre Comercio que actualmente se discute entre Estados Unidos y Colombia. Por otra parte, México y Estados Unidos también se han reunido para definir distintas estrategias que, dentro del marco de cada una de sus respectivas normativas, puedan implementar para frenar la piratería en cada uno de sus países.
Ahora bien, si nos remitimos a casos específicos en Latinoamérica, tenemos que algunos países han empezado desde hace ya algunos años a ejecutar acciones concretas en contra de la piratería.
Por ejemplo, en el caso colombiano tenemos que Colombia realizó, desde 1995, una alianza estratégica entre el sector público y el privado, denominada CONVENIO ANTIPIRATERIA PARA COLOMBIA, cuyo objetivo principal es evitar este tipo de acciones ilícitas con relación a distintos tipos de obras protegidas por el derecho de autor y conexos, así como también de activos protegidos mediante la propiedad industrial.
Perú, por su parte, ha desarrollado en los últimos años una serie de procedimientos mediante la oficina de Aduanas y de Marcas, resaltando que estas dos oficinas trabajan de manera articulada en la lucha contra la piratería (caso contrario a lo que ocurre en Venezuela, donde no existe una cooperación entre entidades en este sentido), evitando la importación de productos infractores, principalmente aquellos provenientes desde China.
En este aspecto, la Superintendencia de Administración Tributaria ha emitido un procedimiento interno (INTA-IT.00.08) a través del cual el titular de derechos de propiedad intelectual pueda inscribir los mismos ante dicha entidad, con el objetivo de que esta pueda ejercer la debida vigilancia sobre las importaciones.
Por su lado, el INDECOPI informa a los interesados sobre importaciones de productos que puedan afectar sus derechos.
Uruguay, por su parte, aunque no tiene un procedimiento administrativo oficial para registrar una marca ante su oficina aduanera, las autoridades actúan “ex officio” contactando al abogado que se encarga de la marca afectada, informándole del producto decomisado en aras de verificar su autenticidad.
Por último, Brasil, aunque hace unos años fue uno de los países más afectados en cuanto a piratería se refiere, como vimos anteriormente, ha logrado bajar notablemente estos índices, en gran parte gracias a la instalación del Consejo Nacional para Combatir la Piratería (CNCP), entidad dependiente del Ministerio de Justicia.
Tal vez la mayor manifestación de los logros de Brasil en su lucha contra la piratería ha sido el hecho de que fue excluido finalmente de la lista de “mercados notorios” de la piratería emitida por los Estados Unidos.
De igual manera, el CNCP, como plan para combatir los productos infractores, permitirá que las entidades encargadas de la vigilancia y cumplimiento de las normas de anti piratería, tengan acceso a una base de datos central con información de las marcas registradas y de sus dueños y/o abogados.
En conclusión, si bien en Latinoamérica la conciencia de la lucha contra la piratería ha venido creciendo no solo a nivel gubernamental (lo que se ha consolidado a través de la implementación de medidas en contra de ese delito), sino también a nivel socio cultural en donde el público consumidor al menos ya tiene un mayor conocimiento sobre la existencia del delito, el camino es todavía largo, ya que los índices siguen siendo aún alarmantes, inclusive en países como Brasil, que ha demostrado una reducción en el porcentaje de piratería.
En este sentido, aún existe la necesidad de reforzar medidas interinstitucionales dentro de cada país (es decir, la colaboración entre oficinas de aduanas y de marcas y derechos de autor), crear mayor conciencia social, así como también la consolidación de esfuerzos a través de tratados internacionales, y es un tema muy delicado ya que, con la compra de cada software, película, libro o cualquier tipo de obra pirata, se está atentando en contra del bienestar económico de miles de familias que viven de la industria de la cultura, causando así un gran daño en el ámbito laboral y económico de una sociedad.
1 Véase www.convenioantipirateria.org.co
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