Últimamente hemos escuchado hablar de los emprendedores como jóvenes a quienes hay que seguir desde cerca, porque quizás más adelante se conviertan en los dueños de grandes empresas a quienes nos gustaría ofrecer nuestros productos o servicios. La verdad es que, si bien los emprendedores representan el futuro de nuestro negocio, en la actualidad somos nosotros quienes representamos el futuro de sus proyectos, sobre todo si hablamos de Propiedad Intelectual.
A este punto lo más importante es preguntarnos ¿Qué pasa cuando el emprendedor se convierte en cliente de una organización? ¿Están preparadas las empresas para atender este tipo de cliente? y ¿Cuáles son sus necesidades? Antes de responder estas interrogantes, es importante delinear lo que implica ser un emprendedor.
Si bien existen muchas acepciones, se considera al emprendedor como alguien que logra llevar a cabo una idea de negocio innovadora, conociendo y asumiendo los riesgos financieros que implica y generando un impacto positivo en su entorno. Por lo tanto, no se trata solo de una actitud ante la vida sino también de acompañar esa actitud con una visión y una estrategia que le permita convertir su idea en una realidad que se mantenga en el tiempo con resultados positivos.
Ahora bien ¿Cómo puede ayudar una empresa de Propiedad Intelectual cuando el cliente es un emprendedor?
1. Conceptos claros: Lo primero es asegurarse de que el emprendedor tenga los conceptos claros, muchos suelen confundir el registro de marca con el registro mercantil, o el registro de la marca mixta con el de la marca denominativa. Lo importante es repasar qué significa cada término y asegurarnos de que se comprenda el beneficio de trabajar con una empresa de Propiedad Intelectual desde el comienzo.
2. Comprensión de necesidades: La segunda fase es entender qué necesitan. Muchos emprendedores llegan confundidos, pensando que necesitan hacer una cosa cuando en realidad, después de entender los conceptos, se dan cuenta de que necesitan hacer otra muy distinta. La empresa está allí para guiarlos y darles una luz al final del camino, decodificar sus necesidades y ayudarlos a solventarlas.
3. Legalidad: Otro aspecto vital es hacerles comprender el aspecto legal de comenzar un proyecto. Hemos visto a emprendedores perder mucho dinero en re-diseñar su imagen porque al principio no hicieron una búsqueda, denominativa o mixta, para asegurarse de que alguien más no hubiese registrado ese nombre o ese logotipo. Es importante que los emprendedores comprendan lo que implica, desde el aspecto legal en Propiedad Intelectual, lanzarse al mercado con un producto o con un servicio.
4. Paciencia: Las empresas debemos ser muy pacientes con los emprendedores. Cosas que para nosotros suelen ser tácitas, para los emprendedores suelen ser monstruos enormes de cinco patas -al mejor estilo de Hollywood-. Muchas veces no logran entender la importancia de la Propiedad Intelectual y sufren las consecuencias en un futuro, nuestra función es tener paciencia y ayudarlos a comprender.
Es importante que la empresa entienda que no se trata solo de un intercambio comercial, sino de la posibilidad de estrechar lazos que permanezcan en el tiempo y que eventualmente se capitalicen. Como empresa nos toca apostar por el futuro entendiendo que este se construye en el presente. ¿A cuántos de nosotros no nos hubiese encantado tenderle una mano al fundador de Google o de Facebook en sus tiempos de emprendedor? Sin duda alguna, hoy en día gozaríamos de un cliente sin igual.