Detectar la innovación como fuente auténtica de creación de valor cobra, cada vez, más importancia, sobre todo entre las pymes; supone una ventaja competitiva lo que les permite afrontar con mayor eficacia y seguridad el proceso de internacionalización.
La creación de productos y/o procesos rentables es el gran reto al que se enfrentan las empresas en el actual contexto económico.
Detectar la innovación como fuente auténtica de creación de valor cobra, cada vez, más importancia, sobre todo entre las pymes; supone una ventaja competitiva lo que les permite afrontar con mayor eficacia y seguridad el proceso de internacionalización.
¿Cómo crear valor con tecnología?
Una tecnología debe analizarse no sólo por su grado de innovación tecnológica, sino también por una gran variedad de factores que pueden facilitar o dificultar su comercialización, como puedan ser: el posicionamiento tecnológico que pretende llegar al mercado y cuáles son las ventajas competitivas, teniendo en cuenta las tecnologías de la competencia, las posibles barreras legales, los diferentes tipos de mercados y sus segmentos, el crecimiento potencial de las empresas, los equipos, además de las condiciones económicas y políticas, entre otros.
El éxito de la comercialización se basará en el grado de desarrollo tecnológico, la protección de sus derechos de propiedad industrial e intelectual, los recursos disponibles para la comercialización, la existencia de un mercado de productos o servicios con la nueva tecnología, la esperada rentabilidad de la inversión y licenciatarios o compradores interesados, habida cuenta de su capacidad organizativa y tecnológica para asimilar, adquirir y/o adaptar la tecnología.
De ese modo, para que el proceso de creación de valor sea eficaz empleando la tecnología, las empresas deberían guiar su investigación aplicada, conforme a su posicionamiento en el mercado, evitando repetir inversiones en investigación y desarrollo.
En este contexto, surge la vigilancia de tecnología como una herramienta innovadora que permite a la empresa, a través de la investigación dirigida, conocer los desarrollos tecnológicos y científicos que se están produciendo, a nivel nacional e internacional.
Los activos intangibles de la empresa, incluidos los de índole tecnológica deberían analizarse y vigilarse, de manera periódica, mediante la denominada vigilancia tecnológica, de modo que puedan representar un valor añadido y un carácter diferenciador y competitivo en el proceso de innovación.