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Diez claves de Propiedad Industrial e Intelectual para emprendedores

  • 14 octubre 2014
  • Artículos

Todos sabemos lo importante que resulta hoy día presentarse en el mercado con una propuesta de valor nueva, original y distinta. Para lograr esto, resulta muy útil cuestionarse, antes de lanzar un nuevo proyecto empresarial, cuáles van a ser los elementos diferenciales de la futura empresa, aquellos que te van a permitir desmarcarte de la competencia.

Con la ayuda de un experto en propiedad industrial e intelectual, y siguiendo estas sencillas claves, conseguirás identificar y proteger algunos de ellos:

Si crees que tu idea, método o modelo de negocio es algo innovador, creativo u original, blíndalos. Para ello, lo más recomendable es conferirles un tratamiento confidencial, lo que implica, entre otras medidas, incluir reservas de confidencialidad en las presentaciones, o suscribir acuerdos de confidencialidad con potenciales socios, inversores, colaboradores, proveedores y clientes, antes de compartir con ellos información sobre tu proyecto. Piensa que cualquier divulgación o uso no autorizado de la misma podría hacerte perder valor en el mercado.
También es recomendable analizar si puede asegurarse a través de alguna de las distintas figuras de protección de la propiedad intelectual disponibles, tales como la inclusión de una reserva de derechos de autor (copyright) en los documentos, archivos o soportes que plasmen dicha idea, método o modelo de negocio, o su inscripción en el Registro de la Propiedad Intelectual. Ambas medidas son sencillas de adoptar y no implican prácticamente coste, pero sin duda te ayudarán a demostrar, llegado el caso, que eres el auténtico creador del proyecto, y por tanto el titular de todos los derechos que pudieran derivarse de su explotación.
Analiza si la marca que has elegido como imagen de tu empresa es similar a otras marcas ya conocidas o previamente registradas por terceros, tanto en el apartado denominativo como gráfico. Si no se aprecian similitudes importantes, solicita el registro de tu marca en aquellos países y territorios de tu interés antes de ofrecer en ellos tus productos o servicios. Vigila el uso que de tu marca y demás elementos de tu imagen corporativa puedan hacer terceros sin tu autorización, especialmente a través de internet.
Hazte con los principales nombres de dominio asociados a tu marca (.com, .es, o los directamente relacionados con tu actividad: .hoteles, .moda, etc.) y protege el resto de elementos que conformen tu imagen corporativa (presentaciones, catálogos, diseños, dibujos, packaging, etc.). Incluye copyright, avisos legales y condiciones de uso en tu página web.
Analiza el conocimiento crítico que atesora tu empresa y, si es posible, protégelo (vía patente si es patentable, o vía secreto empresarial, si no lo es). Adapta el nivel de protección de tu conocimiento crítico a la estrategia y presupuesto de tu empresa, priorizando en función de los objetivos a corto, medio y largo plazo. Por último, analiza si dicho conocimiento podría infringir derechos de terceros en aquellos mercados a los que piensas dirigirte (en este punto es especialmente recomendable la ayuda de un experto).
Diseña una política de protección del conocimiento que contemple tanto las relaciones internas (con tus socios, inversores y personal en plantilla) como las externas, y que sirva para garantizar la adecuada utilización de tus activos de conocimiento y la no divulgación de los mismos sin tu autorización expresa. Las medidas a adoptar dependerán unas veces de la naturaliza concreta del conocimiento a proteger, y otras de las particulares condiciones que rodeen a tu empresa.
Transmite a tu plantilla, inversores, proveedores, socios, clientes y colaboradores, reales o potenciales, tu política de protección del conocimiento. El primer paso para lograr una protección efectiva del patrimonio intelectual de tu empresa es hacerles ver a todos ellos lo importante que es para ti que lo reconozcan, valoren y respeten.
Incorpora la protección y gestión de la propiedad industrial e intelectual tanto en tu plan de negocio como en tu posible plan de expansión o internacionalización.
Vigila el entorno en busca de oportunidades, bien para ofrecer tu tecnología a terceros o bien para incorporar tecnología de terceros a tu empresa. Piensa que en un mercado cada vez más globalizado, las posibilidades de colaborar con otras empresas se multiplican. Incluso quienes en principio parten como potenciales competidores, pueden llegar a convertirse en aliados gracias a la colaboración y el intercambio.
Analiza las posibilidades de explotación de tu conocimiento vía acuerdos de transferencia (licencia o cesión, ingeniería, franquicia, outsourcing, asistencia técnica, formación, etc.) ya que es una fórmula ágil para desarrollar tu negocio a la vez que pones en valor tu principal activo.
Si crees que tu conocimiento crítico es también la esencia de tu proyecto, cuantifica su valor, en unos casos para incorporarlo a tu patrimonio contable, pero sobre todo como herramienta para negociar con posibles nuevos socios, inversores, colaboradores o clientes. El valor de tu conocimiento debe poder medirse en euros, de otro modo nunca sabrás lo que te hubiera costado no tenerlo.
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