En días pasados los medios especializados en materia de Propiedad Industrial se han hecho eco de la noticia, sin duda muy positiva, de la adhesión de China (y anteriormente Jamaica) al Sistema (Arreglo) de la Haya para el registro internacional de dibujos y modelos industriales (diseños) constituido en 1925 y que hoy en día cuenta ya con 77 partes contratantes y 93 países adheridos.
Desde su constitución, al igual que ocurre con el Sistema de Madrid para las marcas internacionales, el Sistema de la Haya se ha consolidado como un exitoso sistema de registro de diseños a nivel internacional que ofrece innumerables ventajas tanto para los solicitantes como para los propios organismos que gestionan su funcionamiento (OMPI y oficinas de propiedad industrial nacionales y regionales).
Las bondades del sistema son de sobra conocidas, ya que, a través de una única solicitud, en un único idioma y unas mismas tasas de solicitud, se obtiene la simplificación y unificación de trámites, como el examen formal y la publicación, pudiendo centralizar gestiones como las de renovación o cambios de titularidad o de representante.
Por todo ello, China, como el mayor solicitante de registro de diseños a nivel nacional, y por tanto liderando esta posición también a nivel global, precisaba de una serie de reformas legislativas que le permitieran alinearse con los sistemas de protección de las principales oficinas de propiedad intelectual del mundo (EE. UU, Japón, Corea y U.E esencialmente).
Estas reformas han llegado con la promulgación de una nueva ley de patentes, en vigor desde el 1 de junio de 2021, que ha impulsado la incorporación del gigante asiático al Sistema de la Haya, con indudables beneficios para la protección de los diseños extranjeros en China, así como para el registro de los diseños de solicitantes chinos en otros países del Arreglo de la Haya. De entre las ventajas, a las ya tradicionales de ahorro en tiempo, costes y gestiones, está la ampliación de duración de los diseños de 10 a 15 años, que es duración mínima a la que deben sumarse los nuevos países que se van incorporando al sistema.
Este reciente hito y el interés de China por el Sistema de Diseño Internacional viene a poner de relieve su buena salud y sus magníficas perspectivas de crecimiento.
Muestra de ese imparable crecimiento son las cifras y estadísticas publicadas recientemente por la OMPI. En ellas se pone de relieve que, pese al periodo de pandemia, el número de diseños contenidos en las solicitudes internacionales aumentaron un 20,8% en 2021, hasta alcanzar la cifra de 22.480, el crecimiento más rápido experimentado desde 2010.
Por su parte, el país que encabeza el podio por número de solicitudes tramitadas a través del Sistema Internacional es Alemania (indudable el peso que tiene el sector automoción en este ámbito), seguido por los Estados, Suiza y Francia como principales usuarios y valedores del sistema. De entre los sectores que lideran las solicitudes de registro se destacan, la automoción que representaron en 2021 la mayor parte del total de diseños, seguidos por los equipos de grabación y comunicación, los envases y contenedores, el mobiliario y los aparatos de iluminación. Como dato adicional, un sector tradicionalmente más reacio a registrar como es el de las prendas de vestir (quizás condicionado por la llamada “moda efímera” o por figuras como el “diseño no registrado”) también han experimentado un importante crecimiento en 2021.
En definitiva, un gigante como China no puede estar equivocado en su apuesta por un sistema de registro internacional en continuo crecimiento, por lo tanto: ¡larga vida y prosperidad al diseño internacional!.