La protección de los elementos de Propiedad Industrial e Intelectual en Internet es una tarea difícil que limita en algunos casos el derecho a la libre concurrencia de los usuarios, la libertad de innovación y el libre flujo de contenidos en el plano digital. No obstante, estos derechos no pueden justificar de ninguna forma la existencia de piratas informáticos que se lucran con la difusión y distribución de medios y contenidos sin poseer la licencia y autorización del autor.
Cuando hablamos de actos de piratería en Internet por lo general pensamos en las descargas de música, videojuegos, películas, libros, software, así como la difusión no autorizada de otros elementos de Propiedad Industrial e Intelectual, tales como fotografías, dibujos, signos distintivos, entre otros, a través del cybersquatting, los metatags, los wordstuffing, el linking, el deep linking, el framing, los adwords y el spamming. Estos tienen cada vez mayor presencia como consecuencia del crecimiento y difusión del comercio electrónico a todos los niveles.
Pero existe otro tipo de piratería en Internet que durante la última década ha ido creciendo por la mayor dependencia de las empresas y corporaciones al uso de las tecnologías de la información en sus planes y estrategias de negocio. Nos referimos a la ciberpiratería relacionada con el robo de información comercial, que puede ser datos personales de clientes o trabajadores, secretos comerciales, así como el espionaje de redes gubernamentales y comerciales. Como ejemplos emblemáticos de este tipo de ciberpiratería tenemos el robo de datos a las empresas TJX Cos y Target de más de 90 y 40 millones de tarjetas de crédito, en los años 2007 y 2013, respectivamente; y, el fallo en el sistema de autenticación de PayPal en el 2014, que permitió el acceso no autorizado a 143 millones de cuentas de sus clientes.
Esta tipología viene generando mayores preocupaciones en las empresas, quienes han advertido un riesgo real de pérdida de información sustancial y sensible que podría traer consigo graves consecuencias económicas y una pérdida del valor de la empresa.
En ese sentido, la ciberpiratería relacionada a la información sensible de datos personales e información comercial en general, trae consigo un inevitable impacto negativo de índole reputacional, regulatorio y operacional en las empresas que se puede ver materializado en: (i) pérdidas de cuentas de clientes; (ii) demandas de clientes; y, (iii) develamiento de las deficiencias de la empresa titular del banco de datos en esta materia.
Como consecuencia de lo antes señalado, esta modalidad de ciberpiratería ha conllevado al nacimiento de los servicios de “ciberseguridad”, que consisten en brindar estrategias relacionadas con la protección, seguridad y manejo de información comercial. De esta manera, las empresas y corporaciones que manejan bancos de datos sensibles e/o información comercial relevante, buscan evitar de manera definitiva las filtraciones, hackeos y pérdida de información.
Las empresas que son conscientes de la importancia de la ciberseguridad y de las graves consecuencias que puede generar esta clase de ciberpiratería, generan una ventaja competitiva en el mercado. Asimismo, no debemos olvidar que la implementación de procedimientos y sistemas de gestión de calidad en materia de seguridad de la información genera además un incremento del valor de la compañía.