Conocido por todos, en especial por el daño que causa, el mercado negro no sólo ha sido un invitado recurrente en los guiones de grandes obras del séptimo arte, sino que afortunadamente cuenta con regulación y sanciones específicas para la defensa de productores amenazados
Sin embargo, durante los últimos años, y a pesar de estar dentro de márgenes legales, otro mercado se desarrolla sostenidamente y de forma paralela, generando nuevas amenazas ¿De qué se trata? del llamado mercado gris.
El grey market, conocido así en el resto del mundo, es el flujo de mercancías que se realiza a través de los canales de distribución diferentes a los autorizados por el fabricante o el productor.
Lo que en un principio fue una oportunidad para adquirir productos originales a un menor precio, hoy le causa un daño al productor debido a su masificación a través de Internet, la globalización y el mercado informal. ¿Por qué? Al no respetar los canales formales de distribución hacen que el producto no llegue con el mismo resguardo, calidad y características al consumidor final. Sin contar que elimina la posibilidad de contabilizar ventas y beneficios indirectos a la empresa.
Además de incrementar la competencia entre sus mismos productos, uno de los problemas que presenta es que, al ser distribuido por intermediarios no acreditados, generalmente no ofrecen garantía, no respetan el envasado original y no respetan las normas de MKT impuestas por los productores haciendo que la marca se desvalorice.
Finalmente, los productos transados en este tipo de mercado podrían causar varios daños ya sea a los planes de marketing, desprestigiar la imagen de la marca, afectar los costos de publicidad y por sobre todo afectar las relaciones entre el fabricante, el distribuidor autorizado y con el público consumidor en general. Por lo tanto, el daño más grande para el creador de la marca es lo que se conoce como “dilución”, ya que la marca pierde su reputación, y comienza a ser usada de una manera incorrecta que conlleva a que los consumidores la asocien incorrectamente a otro tipo de productos o servicios.
¿Hacia dónde debemos concentrar nuestros esfuerzos? ¿Podemos resguardarnos de alguna manera?
La clave está en tomar medidas preventivas, monitoreando de manera periódica y sistemática como están siendo usadas las marcas en internet y redes sociales, ya sea por los propios distribuidores, clientes, consumidores y público en general. El dueño de la marca debe actuar como su guardián, evitando usos incorrectos. Asimismo, se deben tomar resguardos legales para restringir contractualmente las facultades de la red de distribuidores, limitando así sus capacidades de re-vender los productos a cualquiera y en cualquier territorio.