En los últimos años ha tomado especial relevancia un nuevo concepto: la sostenibilidad. Esto es, la capacidad de administrar los medios disponibles de forma equilibrada y eficaz asegurando el desarrollo necesario de las sociedades, sin comprometer la viabilidad y la disponibilidad de los recursos naturales de nuestro planeta.
La adopción de los combustibles fósiles como fuente primaria de energía permitió un avance sin precedentes en la Historia de la Humanidad, sin estar completamente exenta de desventajas. De hecho, la excesiva dependencia de esta fuente energética presenta aspectos menos interesantes, entre los que destacan los problemas ambientales inherentes a su utilización masiva, el hecho de ser un recurso finito con un tiempo de vida limitado y la distribución geográfica desigual de sus reservas, lo que le convierte en un posible arma de presión o boicot entre diferentes naciones.