Por Lucía Aniento. Área de Consultoría ClarkeModet
Mañana finaliza la 25 edición de la Cumbre del Clima en Madrid, donde representantes de más de 200 países, empresas y organizaciones se han reunido para abordar la crisis climática y buscar soluciones para mitigar y contrarrestar los peligros que este fenómeno ocasiona, continuando así con el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París. Ante este gran desafío de nuestro tiempo, nos preguntamos qué papel jugará la Propiedad Industrial e Intelectual.
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático es uno de los principales instrumentos de la comunidad internacional para lograr un consenso en las medidas que se deben tomar. Una de las ideas centrales de este instrumento jurídico es la necesidad de promover el desarrollo y la transferencia de tecnologías que sirvan para mitigar los efectos adversos del cambio climático, lograr mejores condiciones de adaptabilidad frente a las alteraciones que dicho fenómeno implica, o bien impulsar el desarrollo económico y social de forma sostenible.
Sin embargo, hay un factor esencial a considerar en la transferencia internacional de tecnologías limpias y es la protección de propiedad industrial e intelectual que muchas de ellas revisten.
La ley de patentes juega un papel fundamental al proporcionar incentivos para la energía renovable y el acceso a inventos críticos para el bien público. Se ha tratado de alcanzar un consenso mundial sobre de qué forma podrían reformarse o reinterpretarse las instituciones de propiedad intelectual para facilitar la transferencia de estas tecnologías. Algunos países, empresas privadas y juristas han impulsado iniciativas con el ánimo de favorecer la difusión de las denominadas tecnologías limpias. Por ejemplo, países como Australia, Brasil, China, Israel, Japón y Corea del Sur han adoptado procedimientos acelerados (fast track) para concesión de patentes “verdes” (aquellas cuyo objeto son tecnologías limpias). Así mismo, actores privados han recurrido a modelos de innovación abierta basados en mecanismos de colaboración tecnológica para facilitar el acceso a tecnologías verdes. Ejemplos de estos modelos son Eco-Patent Commons y GreenXchange (GX).
En esa misma línea, los académicos han sugerido modelos de “patent pools” y de colaboración en materia de know-how y secretos empresariales, como alternativas para promover la diseminación de tecnologías limpias.
Se considera de igual forma el impacto significativo de la ley de marcas en términos de “marcas verdes”, “etiquetas ecológicas” y “greenwashing”. El propósito de las marcas verdes es especialmente informar sobre los bienes, servicios y tecnologías que son respetuosos con el medio ambiente. De esta manera, las empresas pueden demostrar su participación en el desarrollo sostenible, así como influir en los consumidores conscientes del medio ambiente en sus decisiones de compra. La Unión Europea, a través de la marca de certificación, unificó los criterios en todos los países de la UE para que un producto pueda contener en su denominación las palabras “biológico”, “orgánico” o “ecológico”. Una gran ventaja de las marcas de certificación es que prueban, de manera neutral, que los productos o servicios de una empresa son sostenibles.
Además de la tecnología y de las marcas, las indicaciones geográficas y las denominaciones de origen también representan un valor importante en el cambio climático. Es posible que las variaciones climáticas obliguen al cambio en los métodos de producción para conservar las calidades y características del producto. En la legislación europea concerniente a las indicaciones geográficas, se admite la posibilidad de realizar enmiendas a las indicaciones geográficas que se encuentren protegidas cuando la justificación se deba al cambio climático.
En definitiva, las instituciones de Propiedad Industrial e Intelectual juegan un importante papel a la hora a fomentar y proteger las denominadas “tecnologías limpias” y a la hora de proteger y fomentar productos respetuosos con el medio ambiente, que contribuyan a luchar contra el amenazante cambio climático. Instituciones como la OMPI ya colaboran con un gran número de partes interesadas para responder a esos desafíos, por ejemplo, con la creación de “WIPO GREEN”, una plataforma de múltiples partes interesadas cuya finalidad es promover la innovación y la difusión de tecnologías verdes.