Hoy aún está en discusión qué aspecto pesa más a la hora de elegir un candidato; si son los rasgos emotivos, los estrictamente racionales, o una combinación de ambos los que, una vez en el cuarto oscuro, definen nuestro voto.
Pero una cosa es segura, y es que cuando de buscar información se trata –ya sea sobre un partido político, un candidato, la actividad de la militancia o la agenda de próximos eventos- recurrimos tarde o temprano a la web.
Internet se ha transformado en ese inmenso océano de información en el que todos abrevamos, el genio todopoderoso que tiene todas las respuestas. Pero también -o quizás por ello mismo- se ha vuelto tierra fértil para sembrar la confusión y el caos.
Y el campo de la política, ciertamente, se presta para eso. Dado que los sitios web pueden ser registrados por cualquier persona y usados para cualquier fin, no es raro encontrar en este rubro sitios engañosos o apócrifos, cuya única razón de ser es la de boicotear la comunicación de los políticos con sus potenciales seguidores.
Esto fue lo que motivó a crear dos nuevos gTLDs, o extensiones de dominio de primer nivel: así como ya existen los clásicos .com, .net o .gob, a partir del 13 de enero contamos con la extensión .vote y su equivalente español/italiano/portugués .voto, pensados para ayudar a gobiernos, candidatos y partidos políticos a acercar su información a los votantes.
Quienes soliciten estos dominios deberán acreditar el nexo entre sus actividades políticas y el nombre que deseen registrar. Y, como se espera que las direcciones .vote y .voto se transformen en los espacios por excelencia para la circulación de contenidos políticos, se impedirá el registro de dominios engañosos -sus creadores y administradores aducen que han desarrollado medidas de seguridad para ayudar a garantizarlo- o de algún modo denigrantes.
La primera fase de disponibilidad (o “Sunrise”) finalizó hace algunos días, habiéndose extendido desde el 13 de enero hasta el 12 de febrero. Durante ese periodo los dominios fueron asignados de acuerdo con la modalidad “first-come, first-served” -el primero en solicitarlo se hacía acreedor del dominio de su interés-, pero solo podían participar en él quienes ya tuvieran registrada su marca en la Trademark Clearinghouse. A partir del 17 de febrero, fecha en que comenzó el periodo de disponibilidad general, cualquier interesado puede registrar direcciones con los dominios .vote y .voto.
En junio de 2011 el Consejo de la ICANN (Internet Corporation for Assigned Names and Numbers, o Corporación para la Asignación de Nombres y Números en Internet) aprobó el registro de dominios con casi cualquier palabra como extensión de primer nivel, como una forma de ordenar los contenidos de la web según temáticas. Una especie de “fichaje” para que podamos, rápidamente, clasificar la información: todos sabemos de qué hablamos cuando estamos frente a un .tv o un .xxx
Los candidatos y otros actores políticos ya cuentan, por lo tanto, con un espacio especialmente destinado para plasmar sus propuestas; y los ciudadanos, con un lugar donde ir a buscar información útil con la certeza de saber que quienes emiten esos mensajes son efectivamente quienes dicen ser. Habrá que ver ahora qué es lo que tienen para contarnos.